Este film documental narra algunos episodios de la vida de Horacio Echevarrieta, último propietario de la finca La Concepción.
La etiqueta de magnate se queda corta para definir a este personaje, miembro de la burguesía bilbaína de Neguri que fundó Iberia e Iberdrola, promovió el Metro-politano de Barcelona, el ensanche de Bilbao, y la Gran Vía de Madrid, reflotó un astillero en Cádiz y construyó el Juan Sebastián El Cano, -buque insignia todavía hoy para la formación de guardiamarinas- así como otros barcos y torpedos para la Armada.
Liberó con su propio barco tropas españolas en poder de Abd el-Krim tras el desastre de Annual lo que le granjeó el afecto del rey Alfonso XIII.
Pero su negocio más arriesgado fue su alianza con el espía alemán Wilhelm Canaris con quien desarrolló la que iba a ser su máxima obra: el submarino E-1, con ambición de ser el mejor del mundo para vendérselo de hurtadillas a la Alemania de entreguerras, en esos momentos bajo el bloqueo impuesto por las potencias vencedoras de la Primera Guerra Mundial pero con el respaldo del mismísimo rey Alfonso III y Primo de Rivera.
El submarino se convierte en el hilo conductor del film y la finca La Concepción, es la tarjeta de visita que muestra el poder económico y social de su propietario. Fue testigo de reuniones con personajes relevantes como el mismo Alfonso XIII. En la película, se alterna imágenes antiguas con la recreación de escenas en el marco actual.
Un personaje fascinante en un momento histórico decisivo. El director hace un gran esfuerzo de documentación y de interpretación de los datos, que nos permite desentrañar la complejidad del protagonista.
Desde aquí damos la enhorabuena a su director y productor, el malagueño José Antonio Hergueta y su productora MLK, además de nuestro agradecimiento por haber facilitado la proyección del film.