Mesa redonda con el jardín como protagonista

IMG-20151216-WA0002 Los intervinientesRafael Esteve da voz a ese ser vivo que es el Jardín, testigo secreto y misterioso del tiempo. ÉL es ese gran almacén para el que todo es presente. ÉL, el centro de atención, no el palacete. ÉL, el actor principal que ve pasar a los demás como fantasmas.

…. He visto pasar el constitucionalismo, los negocios europeos, los restos del pasado hispano-romano, los devaneos de la guerra civil y la postguerra, los Loring, los Echevarría-Echevarrieta, el Ayuntamiento.

Dicen que tengo aroma de misterio. Será por lo inaccesible, aunque no lo soy para las personas del círculo de mis dueños. De entre éstos, mi favorita es esa mujer excepcional que me proporcionó comodidades maternales.

Paraje lleno de poesía, de aspecto intimista, evocador, de naturaleza tropical femenina, de aire romántico, cual Arcadia feliz que oculta sus mitos. Se complementan como Jorge y Amalia, el cenador de estructura férrea y masculina y las glicinias femeninas, como en las selvas tropicales mayas.

Testigo de la historia de la familia, de las lagrimas de Amalia a la muerte de cinco de sus hijos, al suicidio de su hermano y otras desgracias familiares

Ilustres visitantes he tenido: El Archiduque de Austria, la emperatriz Sissi, Alfonso XIII, Primo de Rivera y otros muchos.

Acogí a artistas que plasmaron sus lienzos contemplándome, como Iturrino, el fauvista que me convirtió en Tahití.

Ví a jóvenes de la burguesía malagueña adiestrándose en desfiles y gimnasia, oí gritos de niños en la escuelita.

Fui centro de intríngulis políticos, bastión del conservadurismo español de mis habituales, Cánovas, Silvela y Dato y también republicanos como Echevarrieta……

También tiene una queja, le molesta esa actividad que se realiza en su interior y que infringe el estatuto de los jardines botánicos históricos.

 Francisco Chica.

Evoca un objeto precioso que acoge el Ateneo y que lo vincula con el Jardín: es un biombo de tres cuerpos pintado por las dos caras, obra de Gabriel Padilla, pintor de la figuración malagueña.

Fue un encargo del Ateneo. En una de sus caras muestra tres damas orondas, visiones mitológicas de Venus en un paradisíaco jardín, nuestro Jardín.

Ve en el film a un personaje rico moviéndose en sociedades complejas y se felicita de que no se lo simplifique en esquemas ideológicos.

Destaca el tratamiento proustiano del tiempo y los objetos (muebles, objetos personales, mesas preparadas en el cenador de las glicinias) y también es muy proustiano el “monólogo del jardín” de Rafael Esteve donde se añora el “tiempo perdido”.

Valora el trabajo de José Antonio Hergueta con el que colaboró en doce documentales sobre la generación del 27. Nos recomienda el dedicado a Luis Cernuda al que podremos ver bañándose en La Caleta.

Visitante del Jardín, acompañando a profesores y alumnos extranjeros, nos trasmite su deseo de silencio.  ¡Ojalá se hubiera podido soterrar ese tramo de la autovía!

 

 José Antonio Herguetaunnamed Mesa habla Rafael

Tomó contacto con el personaje cuando apareció un submarino frente a El Palo. En el largo proceso de investigación visitó Neguri, el barrio bilbaíno donde tenía su palacete; allí nadie lo recordaba. Fue buscando piezas para completar la historia y consiguió información como para hacer varias películas.

Echevarrieta participó en política en el partido Radical Republicano. Conoció y trabó una gran amistad con Alfonso XIII, lo que le costó el oprobio de sus compañeros republicanos y de los nacionalistas vascos, aunque había negociado para ellos el concierto económico vasco.

Al ver que había mucho material de una vida poliédrica, decidió tomar el submarino como hilo conductor de la película.

Interesante fue para José Antonio la conversación con sus hijos, donde se deslizaron detalles. El mayor tenía 105 años. La hermana algo más joven aunque trastornada, recordaba muchos detalles de esa vida fabulosa que habían llevado en La Concepción y su viaje a Alemania en descapotable blanco.

Se deslizaban pensamientos y comentarios sobre su padre. Respondía a la ideología masónica, trataba bien a todos los empleados.  En Cádiz había buen recuerdo de él porque pagaba muy bien a los trabajadores y era generoso.

Se movió en el código de ayudar a la gente aunque las empresas no fueran rentables porque generaban una dinámica donde siempre se producía un retorno.

Luego llegó la decadencia: Se arruinó dos veces en los años cincuenta, volvió a construir barcos, tuvo amistad con el régimen pero no congeniaron unos y otros. Tuvo una buena red de amistades pero ya no era tenido en cuenta.

Se llega a la conclusión de que hombres de negocios de este nivel no podrían existir sin esa connivencia con el poder.