Paseo otoñal por el Torcal y Dólmenes de Antequera

Paseo muy otoñal por la presencia de niebla en el Torcal que, en todo caso, no fue obstáculo para que de la mano experta de Arantza Plazaola pudiéramos disfrutar de sus precisas explicaciones sobre el origen geológico y proceso de la construcción de las formaciones que ahora podemos contemplar. Con Ernesto, tan didáctico como siempre, conocimos las variedades de la flora que adorna este paraje kárstico.

Tras una breve visita al nacimiento del río de la Villa, donde también Arantza nos habló de este afloramiento que funciona como drenaje natural del agua captada por el macizo del Torcal, comimos todos juntos en un restaurante de la zona.

Por la tarde, ya en presencia del sol y acompañados de un guía, visitamos los dólmenes de Viera y de Menga (El Romeral, cerrado por trabajos de conservación) asombrándonos una vez más ante estas fantásticas construcciones realizadas por nuestros antepasados, hace unos 6000 años en el caso de Menga, capaces de manejar piedras de hasta 180 toneladas, peso estimado de una de las cobijas (losas que forman el techo) de este dolmen.

Aún quedó tiempo para hacer un recorrido por la parte alta de Antequera y comprar unos dulces en las monjitas. Así finalizamos un día fantástico, entre amigos.

No se han encontrado imágenes.

Siete días en San Petersburgo

Nuestros amigos del Museo Ruso de Málaga nos animaron a visitar su “sede central”, el Museo Estatal Ruso de San Petersburgo y los maravillosos jardines de esa ciudad, Patrimonio de la Humanidad.

Como “Amigos del Jardín”  preparamos un programa de Jardín–Museo–Jardín–Palacio–Jardín …., que descubrimos de la mano de nuestras anfitrionas Olga Cherdantseva, conservadora jefa de los Jardines del Museo Ruso y Natalia Pribytok, del Departamento de Relaciones Exteriores del mismo.

El Jardín de Verano. Diseñado por Pedro I, es hoy un espléndido y cuidado jardín, un laberinto bien organizado de glorietas, calles, parterres y rincones temáticos, adornado con un magnífico conjunto de estatuas y cercado por extraordinaria rejería.

El Jardín Botánico, por sus dimensiones, limpieza, cuidado y calidad de instalaciones nos cautivó y también nos causó una intensa y sana envidia. Sorprende la cantidad y calidad de especies de clima tropical, subtropical y desértico, teniendo en cuenta su latitud. Especialmente nos encantó el estanque en el que cultivan unas preciosas Victoria Amazónica o el ágave centenario.

Visitamos también los Jardines Mijailovsky que integran un conjunto extensísimo y monumental  formado por el Castillo y el Palacio Mijailovsky, sede del Museo Estatal Ruso de S.P.

Los Jardines de Peterhof, abiertos al Golfo de Finlandia. El conjunto incluye varios palacios y fuentes. Destaca la cascada que desciende al pie del palacio principal en un juego de surtidores y estatuas doradas dispuestos en escalera. Recorrimos los subterráneos con el sistema de impulsión natural del agua que llega a este conjunto desde la montaña .

Nos acercamos al Palacio Catalina ejemplo del lujo de la época con su cámara de ámbar y los Jardines de Tsarkoye Selo .

En el capítulo de Museos destacamos el Museo Estatal Ruso, el “padre” del que tenemos en Málaga que tiene una colección de pintura que puede llenar muchos palacios, sus salas y sus sótanos y enviar colecciones por ciudades del mundo como las que podemos ver en Málaga.

También visitamos el todopoderoso Hermitage, acompañados por miles de turistas. Anduvimos por las calles cansadamente o en barco por los canales, más relajadamente y aún nos quedaron fuerzas para descender por las bocas del metro en busca de esas grandiosas  estaciones construidas en aquellos tiempos en que todo esto se hacía “para el pueblo”.

Un grupo de amigos, unas anfitrionas excelentes, una traductora encantadora, una ciudad maravillosa y un tiempo estupendo ¿se puede pedir más?.

San petersburgo (4)
« de 6 »

 

Visita al Sanatorio Marítimo de Torremolinos y Jardines

La mañana del sábado 19 de mayo visitamos el Hospital Marítimo acompañados por la Doctora Josefa Carmona, especialista en la obra del arquitecto Fernando Guerrero Strachan, y el vicepresidente de nuestra asociación Ernesto Fernández.

Comenzó Ernesto quien nos informó ya desde la cancela sobre  los árboles que íbamos a encontrar: eucaliptos, pinos, naranjos, ficus, moreras…Desde allí mismo Pepi nos puso en antecedentes sobre  los sanatorios marítimos: surgieron en Europa a finales del siglo XVIII y en España a finales del XIX para acoger a los niños pobres con deficiencias físicas para que pudieran restablecerse a través de la benéfica acción de los baños de mar y la brisa marina. En 1918 el arquitecto Ricardo García Guereta recomienda cómo debe ser el entorno de estas edificaciones: “debe ser un parque amplio (…) en el que destaquen una porción de edificios limpios, ordenados, alegres, rodeados de praderas con grandes árboles y jardines poblados de flores”. Una R.O. de julio de 1920 nombra a Guerrero Strachan junto a Amós Salvador para redactar el proyecto del Sanatorio Marítimo de Málaga que finalmente fue realizado por Guerrero Strachan a quien sustituyó, tras su muerte en 1930, Antonio Palacios que ya había construido en 1921 el sanatorio de la Fuenfría de Madrid; fue construido entre fines de esa década y principios de la siguiente, inaugurándose en 1931, siendo el Dr. Gálvez Ginachero presidente del patronato del Sanatorio Marítimo y el Dr. Lazárraga el director del mismo. Probablemente comenzaría a funcionar mediante pabellones de madera Docker provisionales.

El conjunto arquitectónico se construye en un terreno rectangular, de 45.000 kilómetros cuadrados, orientado de norte a sur, alejado de construcciones y muy cerca del mar, formado por pabellones independientes de una sola planta que responden a las necesidades de los enfermos, blancos, alegres y luminosos, rodeados de jardines y de árboles-naranjos, pinos, eucaliptos- que transmiten al enfermo alegría y sensación de bienestar. De norte a sur encontramos: junto a la verja y la cancela de entrada, la casa del conserje y la casa del capellán; ya en el interior del recinto, la capilla entre la residencia de las monjas y la casa del administrador; a continuación, pabellones aislados: el pabellón para lavandería, el de cocina, comedores y salón de actos, el pabellón de quirófanos y salas de cura. Al final del conjunto, el edificio de mayor superficie formado por los pabellones de dormitorios –financiados por la viuda del comerciante Félix Sáenz- con galerías de cura orientadas a todos los puntos cardinales, con forma de herradura que deja en su interior un gran solárium orientado al sur, abierto al mar, apto para  contener en invierno las camas y tumbonas de los niños enfermos.  Las plantas son muy variadas, de perspectivas diferentes, juegos de volúmenes, con entrantes y salientes para dejar entrar el aire y la luz con sus benéficas propiedades.  El alzado de las construcciones es lo que marca su estilo dentro del regionalismo andaluz malagueño: muros encalados en los que se abren vanos de distintas tipologías (adintelados, de medio punto, apuntados, de herradura…), rejería con motivos populares,  azulejos con decoración de lazo de tradición musulmana, ladrillo visto de color rojizo, elaboradas carpinterías…que dan ligereza al conjunto. Las cubiertas son todas armaduras de teja árabe a dos aguas y  los aleros sostenidos por canecillos de madera que cubren una moderna estructura realizada en hierro y cemento.

Visitamos la capilla que amablemente nos abrió don Miguel, su capellán. Es de gran belleza, catalogada dentro del regionalismo andaluz de tipo plateresco-mudéjar. Sus elementos decorativos se realizan en seis tipos de materiales: yeserías, cerámica vidriada, vidrieras, ladrillo visto, carpintería y baldosas hidráulicas. Su planta es de nave única de cajón, con ábside poligonal de cinco lados, que se cubre por dos armaduras de madera de tipo mudéjar. La vidriera representa  símbolos de la pasión.  La fachada, de un único cuerpo, caracterizada  por su verticalidad y simetría que solo se rompe a la derecha por un pequeño cuerpo retranqueado rematado por volutón y candelabro. La torre no es muy alta, de tres pisos con ventanales que señalan el eje de simetría,  en el primero arco túmido, en  el siguiente  dos arcos gemelos y en el tercer cuerpo, el campanario, que remata en un cupulín ochavado.

El Pabellón del SE en peligro de derrumbe

Volvimos  hasta el pabellón de  dormitorios, concretamente a la galería suroriental que está desde hace tiempo en un estado grave de deterioro que nos llamó  la atención por el peligro de derrumbe que supone; quisiéramos desde aquí alertar de la necesidad de su pronta restauración.

Damos las gracias una vez más a nuestros acompañantes Pepi y Ernesto  por lo  que  aprendimos y disfrutamos, y especialmente a don José Miguel por su desinteresada ayuda y amabilidad.

Visita al Cementerio Inglés y Jardines

El sábado 5 de mayo visitamos el cementerio inglés. Fundado en 1831 por el cónsul británico William Mark para los enterramientos de los no católicos, es el cementerio protestante más antiguo de la península (alberga 5 confesiones, 13 nacionalidades). La primera persona enterrada allí fue George Stephens, propietario de un bergantín, que se ahogó en el puerto en 1831. Ese mismo año se levantó un muro, y fue Robert Boyd el primer enterrado intramuros: había sido fusilado junto al general Torrijos en la insurrección de los liberales en diciembre de ese año. Este cementerio amurallado ofrece una forma especial pues sus tumbas están construidas con ladrillo cocido y cubiertas de simbólicas conchas en su parte superior; son iguales y bastantes de ellas pertenecen a niños víctimas de diferentes epidemias de mediados del XIX

Nos detuvimos en cada tumba de personajes históricos importantes para Málaga, como Joseph Noble cuyos herederos donaron el Hospital Noble a la ciudad para mejorar las instalaciones médicas de Málaga; los fallecidos de las fuerzas armadas aliadas de la segunda guerra mundial enterrados allí en 1946, los 42 ahogados en el hundimiento de fragata Gneisenau en 1900; George Langworthy, el inglés de la “peseta”, fundador del primer hotel en 1930. Las tumbas de los escritores, sencillas las del poeta Jorge Guillén y de los escritores Gerald Brenan y Gamel Wooslsey, su mujer,  las de James Knowles, Aarne Haapakoski, la economista Marjorie Grice-Hutchinson. En todas ellas analizamos los símbolos que ya habíamos aprendido gracias al doctor don Francisco Rodríguez Marín en nuestra visita al cementerio de San Miguel en junio pasado: la bella estatua del ángel que porta una cruz en la tumba de Mary Ann Plews, el emotivo poema de María Victoria Atencia en la de Violette Pautard. Visitamos la vivienda neogótica de 1856 o casa del guarda, la iglesia de Saint  George, primera iglesia anglicana de la España peninsular en 1869, admiramos sus vidrieras.

Unido a los valores históricos, artísticos y literarios nos interesa el botánico, que Juan José Ruiz Benítez nos fue explicando con todo detalle mientras paseábamos. Nos enseñó a distinguir especies de pino, haciendo que nos fijáramos en los hacecillos de acículas, en las semillas, color, tamaño,  corteza,  tronco; nos orientó sobre sus características, la polinización, los usos de la madera; Así fuimos repasando la riqueza botánica del cementerio, los cipreses-tuya, algarrobo que fue sucedáneo del café, cuya semilla fue medida de quilate y  su harina (harina de garrofín) se usa como espesante natural para la industria alimentaria, el falso pimentero y el lentisco, la pita , la yuca; arrayán, jazmines, celestina, morales, pitosporum, ficus elástica, cactus, romero, bambú, aligustre, jacaranda…Satisfizo cuanta curiosidad despertaban sus explicaciones con amenidad y sapiencia. Gracias a su generosidad fue una provechosa y deliciosa mañana primaveral.