Visita al Santuario de la Victoria

2 CriptaBlanco sobre negro: Esqueletos, guadañas, “eres polvo…”, tambores que acompañan a la eternidad; la muerte amamanta a un niño, muerte y vida unidas. Tal es el despliegue de la cripta de La Victoria, construida como capilla funeraria por los Condes de Buenavista.

Los monjes cultos conocían muy bien la simbología y la desplegaron profusamente para mostrarnos el camino de progresión entre la tierra y el cielo. Para salir de la cripta hay que pasar entre los estípites barrocos, pirámides invertidas, procedentes de la simbología romana que marcan los límites de la muerte. Continuamos por la escalera guiados por la guirnalda de ángeles in crescendo donde se abre la hoja de acanto, carnosa aquí. En el techo nos recibe Cristo Redentor, en pantocrátor, con sus doce apóstoles.

Hemos terminado la vía iluminativa para pasar a la unitiva. Llegamos al camarín que hay que mirar también en progresión, de abajo a arriba: vegetales, ramos de flores, espejos, el cantar de los cantares, letanías, ángeles y arcángeles. En el centro, el baldaquino custodiado por cuatro ángeles con la imagen de la virgen. Y  arriba, muy arriba,  apoteosis final, la cúpula, el cielo.

Nuestra Amiga del Jardín, Clotilde, nos había puesto en antecedentes antes de iniciar la visita a este Santuario cuya simbología pasa después a América. Una línea une esta iconografía con el día de los muertos mejicano.

A la salida, lo terrenal; el sol luce y Ernesto nos muestra algunos árboles cuasicentenarios que quedan:  washingtonias filiferas, palmeras de China, jacarandas, grevilleas que darán flores color azafrán, acacias, almeces, aligustres, un ginkgo biloba y un magnolio.

4 Cripta Grupo 21 Grupo Inicial 3 Cripta Grupo5 Camarín  2 6 Cúpula 01 7 Jardín Grupo