Visita al Cementerio Inglés y Jardines

El sábado 5 de mayo visitamos el cementerio inglés. Fundado en 1831 por el cónsul británico William Mark para los enterramientos de los no católicos, es el cementerio protestante más antiguo de la península (alberga 5 confesiones, 13 nacionalidades). La primera persona enterrada allí fue George Stephens, propietario de un bergantín, que se ahogó en el puerto en 1831. Ese mismo año se levantó un muro, y fue Robert Boyd el primer enterrado intramuros: había sido fusilado junto al general Torrijos en la insurrección de los liberales en diciembre de ese año. Este cementerio amurallado ofrece una forma especial pues sus tumbas están construidas con ladrillo cocido y cubiertas de simbólicas conchas en su parte superior; son iguales y bastantes de ellas pertenecen a niños víctimas de diferentes epidemias de mediados del XIX

Nos detuvimos en cada tumba de personajes históricos importantes para Málaga, como Joseph Noble cuyos herederos donaron el Hospital Noble a la ciudad para mejorar las instalaciones médicas de Málaga; los fallecidos de las fuerzas armadas aliadas de la segunda guerra mundial enterrados allí en 1946, los 42 ahogados en el hundimiento de fragata Gneisenau en 1900; George Langworthy, el inglés de la “peseta”, fundador del primer hotel en 1930. Las tumbas de los escritores, sencillas las del poeta Jorge Guillén y de los escritores Gerald Brenan y Gamel Wooslsey, su mujer,  las de James Knowles, Aarne Haapakoski, la economista Marjorie Grice-Hutchinson. En todas ellas analizamos los símbolos que ya habíamos aprendido gracias al doctor don Francisco Rodríguez Marín en nuestra visita al cementerio de San Miguel en junio pasado: la bella estatua del ángel que porta una cruz en la tumba de Mary Ann Plews, el emotivo poema de María Victoria Atencia en la de Violette Pautard. Visitamos la vivienda neogótica de 1856 o casa del guarda, la iglesia de Saint  George, primera iglesia anglicana de la España peninsular en 1869, admiramos sus vidrieras.

Unido a los valores históricos, artísticos y literarios nos interesa el botánico, que Juan José Ruiz Benítez nos fue explicando con todo detalle mientras paseábamos. Nos enseñó a distinguir especies de pino, haciendo que nos fijáramos en los hacecillos de acículas, en las semillas, color, tamaño,  corteza,  tronco; nos orientó sobre sus características, la polinización, los usos de la madera; Así fuimos repasando la riqueza botánica del cementerio, los cipreses-tuya, algarrobo que fue sucedáneo del café, cuya semilla fue medida de quilate y  su harina (harina de garrofín) se usa como espesante natural para la industria alimentaria, el falso pimentero y el lentisco, la pita , la yuca; arrayán, jazmines, celestina, morales, pitosporum, ficus elástica, cactus, romero, bambú, aligustre, jacaranda…Satisfizo cuanta curiosidad despertaban sus explicaciones con amenidad y sapiencia. Gracias a su generosidad fue una provechosa y deliciosa mañana primaveral.

Paseo primaveral por los jardines y las cubiertas de la catedral

El sábado 21 de abril visitamos los jardines y las cubiertas de la catedral gran número de socios acompañados por nuestro querido amigo Juan José Ruiz Benítez quien una vez más demostró su gran sabiduría a través de su agradable manera de enseñar. Divididos en dos grupos, fuimos recorriendo uno los jardines mientras el otro paseaba por las cubiertas y viceversa.

Destacan, aparte de las maravillosas vistas que se disfrutan de la ciudad,  Gibralfaro, la Alcazaba, diversos elementos en los que nos íbamos fijando conforme subíamos: el diseño de la escalera, en un principio de sección cuadrada con tramos en cerrada espiral que se admiran por su elaborada construcción; en la puerta de acceso al Archivo, la bóveda de la entrada  se desplaza en diagonal formando una estructura que resuelve tanto  el paso entre escalera y habitación como la cubrición. A media altura, desde una saetera  se aprecian pilares rematados con capiteles que difícilmente se pueden admirar desde la calle. Es una vista espléndida.

En la primera salida al exterior se hace un recorrido circular paseando por el perímetro de la Catedral. En la salida hacia lo que se ha llamado “la quinta fachada” -dada la belleza y excelencia constructiva- hay posibilidad de acercarse a través de pasillos al aire libre con balaustradas y rejas que dan a la Plaza del Obispo. Este punto de vista es fundamental para captar la monumentalidad del conjunto. En este nivel también está el acceso al cuerpo de campanas y el cupulín de la torre. Los relojes exteriores están pintados sobre la piedra y tienen un diámetro de más de 3 metros.

Las bóvedas corresponden a las capillas, crucero y altar mayor. Están construidas en ladrillo cerámico cuya forma es diferente para ir adaptándose a las curvaturas, tanto en circunferencia como en su adaptación hasta cerrar en altura; en la actualidad no vemos  las originales sino las restauradas que las cubren. Desde aquí se admiran también las zonas altas de las torres adosadas, con forma de un semicírculo prolongado. Su construcción se debe a la intención de seguir el diseño del Templo de Salomón, tal y como se puede apreciar desde los jardines de la Puerta de las Cadenas.

Comenzamos a visitar los jardines por el patio del Sagrario el primer grupo, por el patio de los naranjos el segundo. Diseñados por el arquitecto Fernando Guerrero-Strachan Rosado, se construyeron  en 1941;
elevados  sobre el nivel de la calle, dominan las líneas geométricas y horizontales de reminiscencias hispano-musulmanas. Los jardines de la Catedral poseen gran variedad de especies botánicas que Juan José conoce y de las que explica  origen, características, variedades, historia, propiedades, usos…Así,  entre anécdotas y  curiosidades, repasamos los más conocidos: el almez centenario, el ciprés, ficus, rosal, ave del paraíso, hibiscus;  los cítricos: naranjo amargo, mandarino; aligustre, palmera canaria, palmera datilera y washingtonia… Y las especies más raras ¡Gracias, Juan José, por tan magnífica mañana de sábado!

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Vivir a la sombra de un árbol: Hotel Miramar y Jardines

Desde fuera o desde dentro, desde cualquier parte del edificio que miremos, no es fácil poder recibir una lección magistral sobre el Gran Hotel Miramar de Málaga, de alguien más experto que nuestra amiga Josefa Carmona. Ella conoce como nadie los elementos característicos y las fuentes de Fernando Guerrero Strachan, arquitecto del Hotel Príncipe de Asturias inaugurado en 1926. Todo lo estudió, lo fotografió, lo comparó, lo analizó y memorizó y hoy nos lo ha enseñado.

Miguel Ángel Peláez paseó por los jardines y sufrió por los árboles que allí había y hoy nos los ha enseñado y está contento porque algunos han sobrevivido y ahora están acompañados por otros más jóvenes y una gran variedad de plantas y flores que han venido a hacerles compañía.

 

De todo el conjunto, de edificio y jardines y de la sabiduría de nuestros acompañantes, disfrutamos entre amigos.

 

Vivir a la sombra de un árbol: Museo Aeronáutico de Málaga

Dentro del ciclo  «Vivir a la sombra de un árbol», el sábado 11 de noviembre visitamos el Museo Aeronáutico de Málaga.

Se trata de un museo situado en el primer aeropuerto de Málaga, en la terminal de pasajeros original, que quedó en desuso tras su expansión moderna a partir de la segunda mitad del siglo XX. La primera terminal, construida por Luis Gutiérrez Soto en1948, fue reabierta al público como museo en 2009. El complejo ha pasado de ser la pista de aterrizaje de El Rompedizo a la primera Terminal de pasajeros, posteriormente alojó el Aeroclub del Aeropuerto de Málaga y finalmente  es sede del Museo actual.

Nos acompañó un equipo de personas pertenecientes a la Asociación de Amigos del Museo que nos fue explicando todas las exposiciones: acoge más de 4.000 piezas relacionadas con la historia de los aeropuertos y de la aviación que ellos mismos han restaurado.

Conocimos el modo de viajar en los años 50: la histórica recepción de pasajeros donde eran pesados, los menús, los trajes; distintos modelos de aviones, relojes, interruptores; centro de documentación de prensa, salón de actos, maquetas del aeropuerto, sala de recuerdo de grandes aviadores, entre ellos Carlos Haya, Jorge Loring, García Morato; restos arqueológicos, estación meteorológica, torre de control, sala de restauración…Pudimos observar la evolución de los uniformes del personal de vuelo, conocer una caja negra, visitar el interior de las aeronaves, el Convair 440, un DC3, un Beech craft y la cabina de un DC9, incluso utilizar sus mandos, ¡y disfrutar de dos vuelos virtuales!

Agradecemos a todo el equipo las atenciones de que fuimos objeto, su amabilidad e interés, que nos permitió admirar el gran trabajo que allí se hace. Fue una mañana de sábado muy amena y provechosa.