Excursión Periana – Ventas de Zafarraya

El próximo 24 de enero, haremos la ruta Periana – Ventas de Zafarraya por el camino de la antigua vía del tren, como hicimos hace cuatro años.  Al llegar a Periana, nos dirigiremos, desviándonos en la rotonda del colegio (desde aquí el recorrido es de 10 kilómetros), al sitio donde estuvo la estación de ferrocarriles, y comenzaremos a andar a la izquierda por un camino asfaltado de 300 metros, para continuar por el carril cuyo firme está formado por los restos del balasto de la antigua vía del ferrocarril.

Esta es la descripción de aquella excursión:

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Caminando sobre la capa de forma de la antigua vía del tren

Se trata del segundo tramo de la línea Vélez-Málaga – Ventas de Zafarraya, una delas tres que formaron la red de ferrocarriles de la provincia de Málaga, (junto a la línea más antigua y la última en cerrar, Málaga – Vélez-Málaga, y la siguiente en antigüedad, Málaga -Coín). Esta tercera línea, de 31 kilómetros, estuvo construida en dos tramos: el primero, de Vélez a Periana, fue inaugurado el 11 de junio de 1914 -menos de dos meses antes del inicio de la Primera Guerra Mundial-. Eran sus estaciones principales: Vélez-Málaga, Periana y Ventas de Zafarraya; sus apeaderos: El Trapiche, La Viñuela y Matanza. Para Periana, como en el lejano oeste, la llegada del tren supuso una modernización de las comunicaciones: hasta
entonces sólo era posible llegar a caballo, con el consiguiente estancamiento respecto a Málaga y a la costa, pues aunque la Dirección General de Obras Públicas planteara en 1864 el proyecto de construcción de dos caminos cuyas condiciones de trazado permitieran viajaren carruaje: el primero desde Casabermeja a Torre del Mar vía Colmenar y el segundo desde Vélez a Loja pasando por Periana, Riogordo, Colmenar y Archidona, dicho proyecto fue abandonado, a pesar del mal estado de los caminos existentes y de la fama que tuvo el balneario de Los Baños de Vilo, a sólo 5 km. de Periana.

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Túnel del ferrocarril excavado en la roca entre las provincias de Málaga y Granada

Este segundo tramo de la línea Vélez-Málaga – Ventas de Zafarraya fue el más ambicioso: el plan era continuar hasta Granada por Alhama, pero las autoridades granadinas se opusieron -contemplaban la salida al mar por Motril-; (en realidad, los proyectos originarios de las tres líneas de comunicar Málaga con Almería, Sevilla y Granada no se llevaron a cabo). A las Ventas llegó el tren el 20 de agosto de 1922, ocho años después que a Periana, tardanza debida a la Primera Guerra Mundial – el accionista mayoritario era belga-, y también a la dificultad de su ejecución por las características orográficas. Debido a éstas, se diseñó un ferrocarril de vía estrecha (1.000 mm.), muy similar al actual FEVE, con tres tramos de cremallera, consistente en un carril central dentado, que, acoplándose mecánicamente a una rueda también dentada instalada en la locomotora, permite subir rampas superiores al 80 por mil, lo que no es posible mediante el sistema normal de adhesión rueda lisa – carril; la velocidad comercial era de 12 km/h, las locomotoras (de fabricación suiza), mixtas – de adhesión y cremallera-, y alcanzaba la cota de 1.000 metros sobre el nivel del mar al dejar la provincia de Málaga en el Boquete de Zafarraya. El servicio entre la Viñuela y Las Ventas se suspendió el 26 de junio de 1959: el alto coste de su mantenimiento y la escasa rentabilidad, (pues se esperaba, aparte del transporte de mercancías agrícolas, el de los minerales de las minas de Carrión, y el de los pasajeros a Granada), contribuyeron, entre otras causas, a la desaparición de uno de los trenes más bonitos.

Pero nos queda el camino para recuperar la memoria.

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El Embalse de La Viñuela, casi al máximo de su capacidad

Ya desde el comienzo, en el cortijo «El Mirador», contemplamos unas vistas magníficas de Colmenar, Periana, Los Marines, el Embalse de La Viñuela, Comares y Torre del Mar. La vegetación de coscojas, encinas y algarrobos corresponde al encinar termófilo. El primer puente, recorridos unos 1300 metros, nos sorprende con una escombrera, actualmente ilegal, como comprobamos más adelante en el ineficaz cartel, pues llegan los escombros hasta pasado ya el segundo puente. Es inconcebible que exista este horrible basurero, ante la indeferencia de los organismos responsables, que contrasta enormemente con la belleza del paisaje: matorrales de abulagas, bolinas, escobones, retamas, jaras estepa, matagallos, matranzos. Y a lo lejos, Comares, Canillas, Los Romanes, y el Embalse de La Viñuela, proyecto también antiguo (de 1875), y retomado como «Plan Guaro» por la Confederación Hidrográfica del Sur, adjudicándolo finalmente en 1982 para su construcción; en origen fue diseñado para el riego de la vega del Río Vélez, en la actualidad está siendo utilizado además para asegurar el abastecimiento de la Costa Oriental de la provincia.

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«Peñones», calizas travertínicas

Pasamos por una casa, en el paraje del Romeral, desde donde se divisa al norte el Tajo del Cabrero, y el Cerro del Fuerte; el camino discurre entre un olivar de aceituna verdial, variedad que da fama a los aceites de Periana y de Mondrón. En los Poyatos del Fuerte, observamos higueras, diversos frutales, olivos, vides… cultivos de secano; seguimos caminando por la Cañada (a 2.800 metros del comienzo del recorrido), que nos sugiere la actividad ganadera de antaño, hasta el puente que, bajo el tren, permitía el paso hacia Carrión: otra vez admiramos el matorral: aulagas, bolinas, retamas, esparto, gayombas, zarzas, cardos «cucos». Más adelante encontramos en una zona rocosa abierta a la izquierda, Los Peñones, cortijo rehabilitado en parte, que debe su nombre a los «peñones», afloramientos de calizas travertínicas fracturadas, tan típicas en el Arco Calizo de Málaga. Los impresionantes almendros en flor junto a los lirios dan luminosidad al día; hay también algún lentisco, alantisco, ya en flor y escobones, en Las Esparteras; cuando llevamos 3.700 metros de ruta, nos detenemos a admirar la vista de Las Lavanderas, Mondrón, Guaro, El Puerto, El Cerrillo, Los Baños, La Negra, Los Marines, sugerente toponimia que revela la orografía, la vegetación y los nacimientos de agua.

El camino discurre por el estrecho desmonte en la roca que se hizo para el tren; saliendo de esa trinchera, vemos La Vinagrera a la izquierda, Marchamona al frente, y a la derecha, Las Mezquitas. Más adelante, andados 4 kilómetros, pinos centenarios marcan el fin de uno de los tramos de cremallera: es una zona preciosa que debería estar protegida, como todo el camino. Los cultivos son de cereales, poco rentables, que están siendo sustituidos por olivos recientemente. Desde aquí se ve la Torrecilla, torre vigía de una de las fortalezas defensivas que estableció el Reino Nazarí de Granada con objeto de salvaguardar el paso natural, confluencia de los caminos a Zafarraya ( ruta de Alhama de Granada) y a Marchamona ( hacia Málaga). El entronque con el carril que lleva a Marchamona, Guaro, Mondrón, cuando llevamos hechos 4 kilómetros y 700 metros, nos anima a hacer la vuelta descendiendo por él para llegar al río Guaro, pero desistimos postponiéndolo para una nueva excursión.En esta ocasión, tomaremos algunos el desvío para alcanzar el bosque de pinos al norte de la sierra de Carrión, y volver por Zafarraya a reunirnos con los demás.

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La fuente de Carrión

Divisamos la Loma de Carrión, al fondo la Sierra de Carrión y el Tajo del Cabrero: ya estamos en la Sierra de Alhama (Dorsal Bética). La casilla de los camineros, «La Pajarica», constituye el centro entre Periana y Las Ventas: con un olivar a la derecha, la sierra, donde va escaseando la vegetación, es actualmente coto de caza: todo el recorrido es coto deportivo de caza, así podemos ver mientras caminamos huellas de jabalíes cuya presencia es nueva. Entre olmos, mimbres -antes había huerto, toda clase de cereales-, con una fuente donde bebemos, aparece el núcleo de población más grande del camino, el cortijo de Carrión, en otro tiempo importante, era el mayor contribuyente del censo electoral, más ganadero que agrícola, aunque cultivaban toda clase de cereales. Quedan a la derecha Los Poyatos del Fuerte y Las Mezquitas, dos cerros rocosos de calizas travertínicas del cuaternario. Entre las rocas, abundan los reptiles: lagartos, lagartijas, culebras…; debemos mencionar especialmente la existencia del camaleón, que en la infancia nos resultaba tan fascinante. Observamos pinos carrascos, árboles frutales (melocotones), cereal, y, hacia el cerro, gayombas, matagallos, cerrillos. El camino desde los pinos al Aguadero es llano: hemos avanzado ya 6.600 metros del recorrido, y nos encontramos en el puente de El Aguadero, con magníficas vistas del pantano. La mesa del Aguadero es un descansadero de ganado: aquí se encuentra el nacimiento que abastece a todas las aldeas diseminadas de esta zona nororiental del término municipal de Periana, y una alberca pública. Aparte de la vegetación antes dicha , el palmito es constante hasta Las Ventas.

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Puente de El Aguadero

A 7 kilómetros la vista es impresionante: La Maroma, cumbre de la Sierra Tejeda, hoy cubierta por una nube (al final llegamos a ver la cima nevada brillando a la luz del atardecer); el embalse de la Viñuela que hemos venido contemplando desde el comienzo, la Mesa de Zalias , de calizas travertínicas,- donde se encuentran las ruinas de otro vestigio del sistema defensivo nazarí, (este castillo fue utilizado y ampliado posteriormente por los cristianos), El Espino, Alcaucín, y todo el valle de El Puente de don Manuel, Los Romanes y Cútar. Tras unos pinos diseminados, llegamos al cortijo Los Arroyos, molino de harina, donde entre olivos, cerezos nuevos, almendros, encontramos el empinado camino que enlaza Las Ventas con El Cañuelo y Periana. Empieza la jurisdicción de Alcaucín: avanzamos desde Las Puertas divisando El Boquete de Zafarraya, Sierra Tejeda, Venta Alta y Espino. Cerca está la entrada a la Cueva de Las Grajas, (se puede salir por Zafarraya): estas oquedades, refugio de murciélagos, tan usuales en el relieve kárstico, aparecen como consecuencia de la disolución de los carbonatos que componen las calizas. A la derecha, admiramos la sierra de Espino, dirigiéndonos hacia la antigua casa de los peones del ferrocarril, ya en ruinas, situada a la izquierda del camino. Este monte, en el que destacan los palmitos, aparece más pelado a causa del uso agropecuario -hay rebaños de cabras y ovejas- . Estamos ya a 9.700 metros del inicio de la ruta y entramos en el túnel excavado a mano en la roca, donde el viento corre y la temperatura baja; éste nos conduce al mirador, pequeño parque inaugurado en el año 2009, en cuyos carteles se explica la fauna de la zona: cabra montés, zorro común, tejón, gineta, conejo, halcón peregrino, cernícalo -uno nos deleitó con su vuelo-, águila perdicera, tórtola, perdiz común, avión común, avión roquero, chova pitirroja… Antes de volver, contemplamos el paisaje, hasta El Trapiche, Vélez. Y, si el día fuera nítido, veríamos las cumbres norteafricanas de la cordillera del Rif.

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Flores en el camino