Visita al Instituto «Vicente Espinel» de calle Gaona

Visita al Instituto «Vicente Espinel» de calle Gaona

Gaona 01El día 17 de mayo, como estaba previsto, visitamos el Instituto ubicado en el palacio del segundo Conde de Buenavista, Antonio Tomás Guerrero, un magnífico edificio barroco en la calle Gaona.

Comenzamos la visita por el jardín, del que nos habló el vicepresidente de la Asociación, Ernesto Fernández Sanmartín. El jardín fue creado por la familia Guerrero a principios del siglo XVIII y cuidado y ampliado  por  filipenses como jardín ornamental; fue declarado Jardín Botánico de la ciudad en la época de la invasión francesa (1810-1812), en esa época era el tercero en importancia de España; dejó de funcionar como Jardín Botánico a fin de siglo; a partir de entonces sufrió años de abandono, contando aún con más de 500 especies vegetales de 93 familias, algunas exóticas, y un herbario en formación de unos 500 ejemplares.  Desde  1846 estuvo a cargo del catedrático Higinio Aragoncillo –quien plantó el aguacate-  y más tarde de Melitón Atienza. Constaba de  numerosos ejemplares de flora medicinal,   invernadero para la aclimatación de plantas tropicales, además de  una pequeña huerta,-frambuesas, piña, berenjenas, biznagas, zanahoria silvestre para uso de los estudiantes de agricultura; tras la reforma en la que intervino Guerrero Strachan, albergaba 4 arriates, uno en el actual salón de actos; Se cultivaba lino, algodón, plantas aromáticas; el 25% de plantas americanas: tomates, pimientos, patatas, y árboles, como olmo, laurel, granado, madroño, almez. Su superficie era de once áreas y media. Cuando el instituto se amplió a femenino y se habilitó una zona para las niñas, la biblioteca, los gabinetes de Historia Natural con su museo (algunos animales preparados por el taxidermista Francisco de los Ríos), de Física y Química con el laboratorio y de Agricultura fueron trasladados  al Instituto de Martiricos. En la actualidad, el jardín consta de unos arriates  rodeados de setos con un tilo, un granado,  jacarandas, acacia macedonia,  árbol del coral, algunas aves del paraíso, lavandas y pacíficos. Y una joya, el aguacate centenario, de 1887, que resiste apuntalado, gracias a la tenacidad de profesores. Es una laureácea de Méjico, variedad que produce frutos de 700 gramos a un kilo, a cuya sombra hemos vivido tantas generaciones en Málaga.

Tuvimos la suerte de que nos explicara el edificio el profesor Víctor Heredia Flores, el más importante investigador del instituto y de la Congregación de San Felipe Neri. El conjunto arquitectónico formado por varios edificios se fue construyendo durante el siglo XVIII  a partir de un pequeño palacio de influencia italiana, complejo en el que intervinieron los mejores maestros: Felipe de Unzurrunzaga, Antonio Ramos y José Martín de Aldehuela. La Congregación de San Felipe Neri se instaló en Málaga en 1739, por iniciativa del segundo Conde de Buenavista (quien les donó la iglesia que había construido así como las casas colindantes, el jardín y una lista extensa de objetos de culto), y del obispo Gaspar de Molina. Con la ley de desamortización de 1836 fueron incautados todos los bienes.

Desde el jardín, nos acercamos hacia la entrada de calle Cabello, donde de 1795 a1799 se construyeron la sacristía, el refectorio y la despensa para uso de la comunidad; esta es la puerta por la que entraban las provisiones, que da acceso a un patio cuadrado con arquerías en dos de sus lados; a un lado queda la sacristía y debajo de ella un almacén en semisótano, actualmente conocido como “la cripta” que está destinado a actividades culturales; al otro lado, se disponen las cocinas en el bajo y la despensa en el piso superior; al frente el refectorio de los filipenses, hoy aula de dibujo. Desde aquí contemplamos las terrazas del palacio, en una de las cuales (la de la clase de latín) hay también  pinturas murales, y, detrás, las cúpulas de la iglesia. En el patio porticado de columnas toscanas de la antigua Casa de Estudios, elemento central del conjunto que data de 1752, admiramos  las pinturas murales policromadas que lo decoran. En este primer patio merecen atención los escudos y las cartelas con inscripciones latinas con textos alusivos a la sabiduría y a la humildad que hay en cada uno de sus lados. En un ángulo, la escalera, cuyo techo está decorado con molduras cruzadas y arcos rampantes sobre ménsulas, da acceso a la primera planta; en ella,  los azulejos con escenas del Quijote del siglo XX recorren toda la galería. Aquí se encuentra el aula dedicada a Severo Ochoa, homenaje a este ilustre antiguo alumno. A través de un arco próximo, pasamos a la parte más antigua, de 1706, que conserva alacenas originales y puertas con escudos tallados.

De ahí pasamos a visitar el archivo, donde pudimos extasiarnos ante la contemplación de documentos como los libros de cuentas de los filipenses  y los  de la Escuela Náutica de San Telmo, los mapas de navegación que los pilotos de los barcos que iban a América tenían que ir dibujando para completar lo ya conocido: eran Atlas enormes que representaban las zonas nuevas de las costas. Observamos los libros de matrículas, donde aparecían las inscripciones de alumnos ilustres como Severo Ochoa, la hecha por el niño Picasso para el curso 1891-92, las calificaciones de Victoria Kent…También nos habló don  Víctor Heredia de la historia de la Congregación y de la Enseñanza en Málaga, de la Escuela de Naútica, del observatorio meteorológico… Para quienes tengan interés en estas cuestiones, recomendamos su valioso libro:

“Gaona. De Congregación de San Felipe Neri a Instituto de Enseñanza Secundaria (1739-2002)” edit. Ágora.

Agradecemos a la directiva y al profesorado del Instituto su cariñosa acogida.

 

Excursión al Arroyo de La Ventilla (Ronda-Arriate)

El pasado sábado día 11 de abril, pese a que el día comenzó algo lluvioso, una quincena de socios pudimos disfrutar de un fantástico paseo por este maravilloso tramo natural, conocido como Arroyo de La Ventilla y que discurre entre Ronda y Arriate. Esta excursión fue idea de Mayte Ríos Vargas y de la familia de Paco Marín, desde aquí queremos darles las gracias a todos ellos porque fue un día fantástico, en el que pudimos observar uno de los parajes más bellos de la Serranía de Ronda y el pueblo de Arriate.

Agradecer también al Ayuntamiento de Arriate, y en especial a Noelia Barroso por su compañía y sus explicaciones sobre este precioso entorno. Gracias a ella pudimos conocer también un antiguo molino situado junto al Arroyo y conocer los trabajos de restauración que se han hecho en el entorno para acondicionar este agradable y bello sendero que discurre junto al río.

Durante el paseo pudimos observar la hermosa vegetación, gran parte de ella en floración, observando orquídeas,  nazarenos, viboreras, linarias, guardalobos, ranúnculos, cerezos, y un sinfín de especies más, de las os dejamos algunas fotos para que podáis disfrutar de su belleza.

Una ruta totalmente recomendable y que repetiremos pronto seguro!!

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 Nazareno (Muscari comosum)

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Echium sp.

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Ophrys lutea

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Visita al Seminario de Málaga

Visita al Seminario de Málaga

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El jueves 19 de febrero y disfrutando de una espléndida mañana, hemos inaugurado las visitas del nuevo ciclo “Vivir a la sombra de un árbol”.

Algo más de treinta amigos nos hemos reunido con puntualidad suiza para conocer la Iglesia del Seminario Diocesano y el bosquecillo y jardines anejos.

El Rector, D. Francisco González nos ha relatado el sueño pastoral del obispo Don Manuel González García, en busca de un lugar en el que los niños procedentes del medio rural en su mayoría, pudiesen estudiar en condiciones semejantes a las de su entorno de origen.

Doña Josefa Carmona, historiadora del arte, ha disertado ampliamente sobre los aspectos arquitectónicos y simbólicos de la Iglesia, que el arquitecto Guerrero Strachan diseñó en estilo regionalista neomudéjar utilizando los materiales y elementos decorativos de la tradición musulmana y andaluza: ménsulas con grotescos, muros de mampostería y pizarra, piñones escalonados. Del interior hemos conocido detalladamente los extraordinarios elementos decorativos, en especial la armadura, sus motivos vegetales simbólicos (vid y espigas) el artesonado con elementos geométricos bajo el coro y el sagrario en orfebrería de plata.

Desde las terrazas, hemos podido contemplar una magnífica vista. Nuestro vicepresidente Ernesto, nos ha mostrado el entorno por el que discurrían varios arroyos hasta la calle de la Victoria y después hemos paseado por los jardines con ficus, ceibas y pimenteros. Después hemos pateado el bosquecillo de pinos y eucaliptus mayoritariamente, pero también con  algarrobos (500 plantones  vinieron de Valencia en los primeros tiempos), acebuches y otras especies en menor medida.

Una excelente y muy ilustrativa visita, en una mañana con un cielo precioso y temperatura inmejorable.

 

Excursión Periana – Ventas de Zafarraya

El próximo 24 de enero, haremos la ruta Periana – Ventas de Zafarraya por el camino de la antigua vía del tren, como hicimos hace cuatro años.  Al llegar a Periana, nos dirigiremos, desviándonos en la rotonda del colegio (desde aquí el recorrido es de 10 kilómetros), al sitio donde estuvo la estación de ferrocarriles, y comenzaremos a andar a la izquierda por un camino asfaltado de 300 metros, para continuar por el carril cuyo firme está formado por los restos del balasto de la antigua vía del ferrocarril.

Esta es la descripción de aquella excursión:

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Caminando sobre la capa de forma de la antigua vía del tren

Se trata del segundo tramo de la línea Vélez-Málaga – Ventas de Zafarraya, una delas tres que formaron la red de ferrocarriles de la provincia de Málaga, (junto a la línea más antigua y la última en cerrar, Málaga – Vélez-Málaga, y la siguiente en antigüedad, Málaga -Coín). Esta tercera línea, de 31 kilómetros, estuvo construida en dos tramos: el primero, de Vélez a Periana, fue inaugurado el 11 de junio de 1914 -menos de dos meses antes del inicio de la Primera Guerra Mundial-. Eran sus estaciones principales: Vélez-Málaga, Periana y Ventas de Zafarraya; sus apeaderos: El Trapiche, La Viñuela y Matanza. Para Periana, como en el lejano oeste, la llegada del tren supuso una modernización de las comunicaciones: hasta
entonces sólo era posible llegar a caballo, con el consiguiente estancamiento respecto a Málaga y a la costa, pues aunque la Dirección General de Obras Públicas planteara en 1864 el proyecto de construcción de dos caminos cuyas condiciones de trazado permitieran viajaren carruaje: el primero desde Casabermeja a Torre del Mar vía Colmenar y el segundo desde Vélez a Loja pasando por Periana, Riogordo, Colmenar y Archidona, dicho proyecto fue abandonado, a pesar del mal estado de los caminos existentes y de la fama que tuvo el balneario de Los Baños de Vilo, a sólo 5 km. de Periana.

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Túnel del ferrocarril excavado en la roca entre las provincias de Málaga y Granada

Este segundo tramo de la línea Vélez-Málaga – Ventas de Zafarraya fue el más ambicioso: el plan era continuar hasta Granada por Alhama, pero las autoridades granadinas se opusieron -contemplaban la salida al mar por Motril-; (en realidad, los proyectos originarios de las tres líneas de comunicar Málaga con Almería, Sevilla y Granada no se llevaron a cabo). A las Ventas llegó el tren el 20 de agosto de 1922, ocho años después que a Periana, tardanza debida a la Primera Guerra Mundial – el accionista mayoritario era belga-, y también a la dificultad de su ejecución por las características orográficas. Debido a éstas, se diseñó un ferrocarril de vía estrecha (1.000 mm.), muy similar al actual FEVE, con tres tramos de cremallera, consistente en un carril central dentado, que, acoplándose mecánicamente a una rueda también dentada instalada en la locomotora, permite subir rampas superiores al 80 por mil, lo que no es posible mediante el sistema normal de adhesión rueda lisa – carril; la velocidad comercial era de 12 km/h, las locomotoras (de fabricación suiza), mixtas – de adhesión y cremallera-, y alcanzaba la cota de 1.000 metros sobre el nivel del mar al dejar la provincia de Málaga en el Boquete de Zafarraya. El servicio entre la Viñuela y Las Ventas se suspendió el 26 de junio de 1959: el alto coste de su mantenimiento y la escasa rentabilidad, (pues se esperaba, aparte del transporte de mercancías agrícolas, el de los minerales de las minas de Carrión, y el de los pasajeros a Granada), contribuyeron, entre otras causas, a la desaparición de uno de los trenes más bonitos.

Pero nos queda el camino para recuperar la memoria.

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El Embalse de La Viñuela, casi al máximo de su capacidad

Ya desde el comienzo, en el cortijo «El Mirador», contemplamos unas vistas magníficas de Colmenar, Periana, Los Marines, el Embalse de La Viñuela, Comares y Torre del Mar. La vegetación de coscojas, encinas y algarrobos corresponde al encinar termófilo. El primer puente, recorridos unos 1300 metros, nos sorprende con una escombrera, actualmente ilegal, como comprobamos más adelante en el ineficaz cartel, pues llegan los escombros hasta pasado ya el segundo puente. Es inconcebible que exista este horrible basurero, ante la indeferencia de los organismos responsables, que contrasta enormemente con la belleza del paisaje: matorrales de abulagas, bolinas, escobones, retamas, jaras estepa, matagallos, matranzos. Y a lo lejos, Comares, Canillas, Los Romanes, y el Embalse de La Viñuela, proyecto también antiguo (de 1875), y retomado como «Plan Guaro» por la Confederación Hidrográfica del Sur, adjudicándolo finalmente en 1982 para su construcción; en origen fue diseñado para el riego de la vega del Río Vélez, en la actualidad está siendo utilizado además para asegurar el abastecimiento de la Costa Oriental de la provincia.

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«Peñones», calizas travertínicas

Pasamos por una casa, en el paraje del Romeral, desde donde se divisa al norte el Tajo del Cabrero, y el Cerro del Fuerte; el camino discurre entre un olivar de aceituna verdial, variedad que da fama a los aceites de Periana y de Mondrón. En los Poyatos del Fuerte, observamos higueras, diversos frutales, olivos, vides… cultivos de secano; seguimos caminando por la Cañada (a 2.800 metros del comienzo del recorrido), que nos sugiere la actividad ganadera de antaño, hasta el puente que, bajo el tren, permitía el paso hacia Carrión: otra vez admiramos el matorral: aulagas, bolinas, retamas, esparto, gayombas, zarzas, cardos «cucos». Más adelante encontramos en una zona rocosa abierta a la izquierda, Los Peñones, cortijo rehabilitado en parte, que debe su nombre a los «peñones», afloramientos de calizas travertínicas fracturadas, tan típicas en el Arco Calizo de Málaga. Los impresionantes almendros en flor junto a los lirios dan luminosidad al día; hay también algún lentisco, alantisco, ya en flor y escobones, en Las Esparteras; cuando llevamos 3.700 metros de ruta, nos detenemos a admirar la vista de Las Lavanderas, Mondrón, Guaro, El Puerto, El Cerrillo, Los Baños, La Negra, Los Marines, sugerente toponimia que revela la orografía, la vegetación y los nacimientos de agua.

El camino discurre por el estrecho desmonte en la roca que se hizo para el tren; saliendo de esa trinchera, vemos La Vinagrera a la izquierda, Marchamona al frente, y a la derecha, Las Mezquitas. Más adelante, andados 4 kilómetros, pinos centenarios marcan el fin de uno de los tramos de cremallera: es una zona preciosa que debería estar protegida, como todo el camino. Los cultivos son de cereales, poco rentables, que están siendo sustituidos por olivos recientemente. Desde aquí se ve la Torrecilla, torre vigía de una de las fortalezas defensivas que estableció el Reino Nazarí de Granada con objeto de salvaguardar el paso natural, confluencia de los caminos a Zafarraya ( ruta de Alhama de Granada) y a Marchamona ( hacia Málaga). El entronque con el carril que lleva a Marchamona, Guaro, Mondrón, cuando llevamos hechos 4 kilómetros y 700 metros, nos anima a hacer la vuelta descendiendo por él para llegar al río Guaro, pero desistimos postponiéndolo para una nueva excursión.En esta ocasión, tomaremos algunos el desvío para alcanzar el bosque de pinos al norte de la sierra de Carrión, y volver por Zafarraya a reunirnos con los demás.

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La fuente de Carrión

Divisamos la Loma de Carrión, al fondo la Sierra de Carrión y el Tajo del Cabrero: ya estamos en la Sierra de Alhama (Dorsal Bética). La casilla de los camineros, «La Pajarica», constituye el centro entre Periana y Las Ventas: con un olivar a la derecha, la sierra, donde va escaseando la vegetación, es actualmente coto de caza: todo el recorrido es coto deportivo de caza, así podemos ver mientras caminamos huellas de jabalíes cuya presencia es nueva. Entre olmos, mimbres -antes había huerto, toda clase de cereales-, con una fuente donde bebemos, aparece el núcleo de población más grande del camino, el cortijo de Carrión, en otro tiempo importante, era el mayor contribuyente del censo electoral, más ganadero que agrícola, aunque cultivaban toda clase de cereales. Quedan a la derecha Los Poyatos del Fuerte y Las Mezquitas, dos cerros rocosos de calizas travertínicas del cuaternario. Entre las rocas, abundan los reptiles: lagartos, lagartijas, culebras…; debemos mencionar especialmente la existencia del camaleón, que en la infancia nos resultaba tan fascinante. Observamos pinos carrascos, árboles frutales (melocotones), cereal, y, hacia el cerro, gayombas, matagallos, cerrillos. El camino desde los pinos al Aguadero es llano: hemos avanzado ya 6.600 metros del recorrido, y nos encontramos en el puente de El Aguadero, con magníficas vistas del pantano. La mesa del Aguadero es un descansadero de ganado: aquí se encuentra el nacimiento que abastece a todas las aldeas diseminadas de esta zona nororiental del término municipal de Periana, y una alberca pública. Aparte de la vegetación antes dicha , el palmito es constante hasta Las Ventas.

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Puente de El Aguadero

A 7 kilómetros la vista es impresionante: La Maroma, cumbre de la Sierra Tejeda, hoy cubierta por una nube (al final llegamos a ver la cima nevada brillando a la luz del atardecer); el embalse de la Viñuela que hemos venido contemplando desde el comienzo, la Mesa de Zalias , de calizas travertínicas,- donde se encuentran las ruinas de otro vestigio del sistema defensivo nazarí, (este castillo fue utilizado y ampliado posteriormente por los cristianos), El Espino, Alcaucín, y todo el valle de El Puente de don Manuel, Los Romanes y Cútar. Tras unos pinos diseminados, llegamos al cortijo Los Arroyos, molino de harina, donde entre olivos, cerezos nuevos, almendros, encontramos el empinado camino que enlaza Las Ventas con El Cañuelo y Periana. Empieza la jurisdicción de Alcaucín: avanzamos desde Las Puertas divisando El Boquete de Zafarraya, Sierra Tejeda, Venta Alta y Espino. Cerca está la entrada a la Cueva de Las Grajas, (se puede salir por Zafarraya): estas oquedades, refugio de murciélagos, tan usuales en el relieve kárstico, aparecen como consecuencia de la disolución de los carbonatos que componen las calizas. A la derecha, admiramos la sierra de Espino, dirigiéndonos hacia la antigua casa de los peones del ferrocarril, ya en ruinas, situada a la izquierda del camino. Este monte, en el que destacan los palmitos, aparece más pelado a causa del uso agropecuario -hay rebaños de cabras y ovejas- . Estamos ya a 9.700 metros del inicio de la ruta y entramos en el túnel excavado a mano en la roca, donde el viento corre y la temperatura baja; éste nos conduce al mirador, pequeño parque inaugurado en el año 2009, en cuyos carteles se explica la fauna de la zona: cabra montés, zorro común, tejón, gineta, conejo, halcón peregrino, cernícalo -uno nos deleitó con su vuelo-, águila perdicera, tórtola, perdiz común, avión común, avión roquero, chova pitirroja… Antes de volver, contemplamos el paisaje, hasta El Trapiche, Vélez. Y, si el día fuera nítido, veríamos las cumbres norteafricanas de la cordillera del Rif.

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Flores en el camino